La piel de los hombres: ¿Por qué es diferente?

La barba no es la única característica de la piel masculina. La piel del hombre ofrece diferencias notables respecto la de la mujer. Las hormonas, y la testosterona en particular, son las principales responsables de estas diferencias.

 La piel del hombre es un 24% más espesa, firme y elástica, y tiene una dermis rica en colágeno. Además de su acidez, tiene un sistema piloso desarrollado, así como una transpiración y una secreción de grasa abundantes. Frecuentemente es una piel grasa.

La grasa, combinado con la transpiración, contribuye a la creación de una película protectora muy resistente y de la que todo el mundo dispone. Esta barrera natural asegura la defensa de la piel de las agresiones. Aunque en el caso de los hombres, esta protección se ve alterada por la acción del afeitado diario.

La piel del hombre presenta la ventaja de envejecer y arrugarse más tarde que la femenina, pero es más sensible y vulnerable. El afeitado, el estrés, el tabaco, la contaminación y las variaciones meteorológicas lo irritan y apagan.

La principal agresión, el afeitado, es una prueba permanente a la que se ve sometida la superficie cutánea y por tanto, la destrucción de la barrera protectora, el aumento de pérdida de agua y la sequedad. Los estiramientos y la resistencia que hace el por el cuándo pasamos la maquinilla de afeitar crea microtraumatismos que dan lugar a los poros dilatados y a posibles infecciones y el clásico escozor. La piel, frágil y deshidratada, se irrita y se inflama; aparecen rojeces y sensación de malestar.

Por lo tanto, es imprescindible cuidar y proteger la piel, y adquirir hábitos cosméticos que ayudarán a mantenerla cuidada, como por ejemplo una buena limpieza facial con productos específicos por el rostro, preparar la piel antes del afeitado, utilizar un aftershave libre de alcoholes y que aporte frescura y calma al cutis y aplicarse diariamente una crema hidratante, antifatiga o antiarrugas dependiendo de la necesidad. 

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